El Divorcio y su oculta verdad

Zapatero a tus zapatos

Recién estamos entrando en el mes de septiembre, y con él el momento en que ciertas parejas bien halladas pero mal avenidas regresan de sus anheladisimas vacaciones de verano, y su más anheladisimo retorno al trabajo.

Y decimos anheladisimo porque en ese corto período de 15 días, una semana, un mes en que han convivido, se han encontrado con que tienen “incompetencia de caracteres” y que dicho en palabras más sencillas, no se soportan y quieren que el otro les devuelva el rosario que les regaló su madre.

En fín, en dicha situación, nos encontramos en estos meses en que el zapatero se confundió de zapato y cargó un par de cada tipo, en lugar de los dos del mismo estilo, tamaño y marca. Y cuando esto pasa, sean parejas heterosexuales, homosexuales, o del tipo que quieran ser… lo más efectivo es: Divorcio. Y con la trágica pero a la vez liberadora palabra: Divorcio, se solucionan la mayoría de sus males.

A veces el divorcio es un viacrucis con un inmenso calvario, y otras… un mar de tranquilidad que lo que provoca es que la paz vuelva a las vidas de quienes se inmersan en él.

Puede tratarse de un divorcio de mutuo acuerdo, tranquilo, pacífico y más o menos consensuado en unos acuerdos que benefician a ambos, o que por lo menos no perjudican en demasía a ninguno de los dos intervinientes. O puede tratarse de un procedimiento contencioso en el que encarnizadamente (o no) pelearán por la custodia de los niños, pensiones, visitas, uso de vivienda….

Al final, y lo más recomendable en la mayoría de los casos es tratar de llegar a un acuerdo, dado que de este modo, lo que se obtiene es el compromiso bilateral de tregua por ambas partes con la conciencia de que seguramente cumplirán lo que prometen.

Viene a ser como una especie de confesión en la que uno dice, aiss sí, yo pequé, pero me arrepiento y me comprometo a... Bueno, pues en el compromiso está la solución y es por ello que se generaron los divorcios express, por la buena conciencia ciudadana y cívica que implica que el que ya no te soporte, no tiene porqué ser una pelea a muerte hasta el día de nuestra muerte como dijo el sacerdote, sino un hasta luego bonit@ vamos a hacer las cosas bien.

Cariños, odios, y pasiones aparte, la relación no funcionaba, y la solución más efectiva es optar por la división de vida, patrimonio e hijos, teniendo en cuenta que el hecho de que se llegue al divorcio no tiene porqué implicar que éstos vayan a perder a ninguno de sus padres, ni éstos vayan a ser tan ruines de ponerlos en medio de la situación, aunque a veces sean el caballo de batalla.

A quien quieres más, a papi o a mami? Es una pregunta que quedó en desuso hace mucho tiempo, los niños no eligen, no lo pueden hacer, son sus padres, quienes ostentan su custodia, y quienes por su bien y por el propio deben decidir lo más beneficioso para ellos.

Nuestro consejo? Tratar de hacer las cosas lo más rápido, discreto, y efectivo posible, tratando de llegar a acuerdos básicos que puedan ser respetados por ambas partes, y en este sentido, siempre aconsejaremos el mutuo acuerdo antes de entrar a una batalla por los efectos de un divorcio.

Como decía nuestro abuelito… Zapatero a tus zapatos, y no te calces otros que te quedan grandes y los perderás, o te quedan pequeños y te harán rozadura. Pero si mientras los quieres disfrutar… siempre hay un roto para un descosido, y si no hay solución… siempre te quedará el divorcio.
Austin 3 de septiembre de 2008


Vea también: 

Qué es el patrimonio,
Como reconocer el maltrato de menores
que hacer ante un caso de violencia
Feminicidio

Comentarios